Cuando por fin tomamos la decisión de llevar a nuestro hija/o a terapia pueden surgir algunas dudas ¿Le decimos la verdad? ¿Cómo le explicamos lo que es un psicólogo?
Debemos hablar con sinceridad, decirle al niño/a que va a ir a un psicólogo. No a un médico, ni a un profesor particular, ni a un mago. Es conveniente introducir la palabra psicólogo, y explicarles (adaptándonos a su nivel), que se trata de una persona con la que pueden jugar, a quien pueden contarle cosas, y que les ayudará con aquello que les hace sentir mal.
También es importante que los niños sepan el nombre de su terapeuta. Debemos transmitir a los niños que nos gustaría que le den una oportunidad, pero que si después de la primera visita no se sienten cómodos, no pasa nada, no están obligados a ir. El niño también tiene que saber que el psicólogo ayudará a todos en la familia, no debe sentir que hay algo malo en él o que es culpable, sino que se trata de saber pedir ayuda cuando lo necesitamos.
La clave es que los niños conciban la terapia como un espacio seguro, solo para ellos, de juegos, empatía, confianza y afecto positivo.
¿CUÁNDO DECIRLO?
Lo recomendable es hacerlo con la suficiente antelación para que el niño se pueda preparar y plantear todas las preguntas que necesite. Con hacerlo una semana antes es suficiente, incluyendo recordatorios en los días siguientes y tratando siempre el tema con naturalidad y apertura.
¿CÓMO DECIRLO?
1.- Buscar el momento adecuado: Debemos hacerlo en un momento de calma y no tras una discusión o cuando el síntoma está exarcebado, para que no lo perciba como un castigo. Es importante que encontremos un momento en el que estamos a solas con él o ella, para que sienta que le dedicamos espacio y que lo que le pasa es importante para nosotros.
2.- Hablar de las dificultades que están apareciendo: Podemos decírselo con frases como: “Sé que últimamente estás teniendo muchas pesadillas…”, “Sé que lo estás pasando mal en el cole…”, “Parece que últimamente te peleas mucho con tu hermano…”. Después, le transmitiremos todo nuestro apoyo y comprensión: “Entiendo que lo estás pasando mal, que estés triste, que esta situación es muy difícil para ti, que no sabes cómo actuar”.
3.- Generar esperanza e introducir la figura del psicólogo: podemos explicarles que hemos pensado que podrían conocer a una persona con la que pueden jugar, y contarle cosas. Esa persona les ayudará a entender por qué estan tristes, contentos, por qué tienen miedo, etc., y les dará ideas para ser más felices, estar más relajados, saber cómo contar cosas a papá y mamá… Podemos decirles que el psicólogo ayuda a las personas a hacerse amigas de sus emociones.