Síndrome del cuidador quemado
¿Cuidas a alguien de tu familia con una enfermedad médica crónica o con una patología cerebral?, ¿Has sentido depresión, enfado o culpa?, ¿Tu salud se ha deteriorado desde que asumiste la responsabilidad de cuidar?, si tu respuesta es sí a cualquiera de estas preguntas, es posible que estés sufriendo el síndrome del cuidador quemado. Se trata de una condición debilitante provocada por el cuidado constante y sin alivio de una persona dependiente.
Un número cada vez mayor de personas se encuentran cuidando a algún familiar o lo hará en algún momento de su vida. Muchos de estos cuidadores, agotados y enfermos, no buscan ayuda porque no se dan cuenta de que tienen una dolencia objetiva que es reconocida en la actualidad.
Los cuidadores suelen estar tan inmersos en su función que descuidan su propia atención. El estrés no solo está relacionado con el abrumador trabajo del cuidado, sino también con el dolor asociado con la disminución de la salud de sus seres queridos. Es un trabajo no reconocido, que implica estar pendiente las 24 horas de la persona a la que cuidan.
Muchas personas desconocen lo que supone tener un familiar incapacitado a su cargo y no tienen en cuenta la enorme labor que realizan los cuidadores y familiares de estos pacientes, esto puede provocar sentimientos de incomprensión y desamparo. Son los llamados cuidadores informales, frente a los cuidadores formales que son los que reciben una remuneración por cuidar a una persona dependiente.
El tratamiento y cuidado de los familiares y cuidadores es tan importante como el tratamiento al mismo paciente, ya que si las personas encargadas de los cuidados de éstos se encuentran irritables y fatigados difícilmente podrán transmitirle al enfermo la ayuda, comprensión y paciencia que necesita.
Síntomas:
Depresión.
Ira.
Ansiedad.
Agotamiento físico y mental.
Problemas para dormir.
Cambios de humor frecuentes.
Cambios de peso.
Dificultades cognitivas como pérdida de memoria o disminución de la capacidad de atención.
Sentimiento de soledad y aislamiento.
Perder el interés en las actividades que solía disfrutar.
Dolores físicos frecuentes.
Consejos para los cuidadores:
Tómate ratos para ti. Establece unas horas al día para cuidarte, y haz actividades que te gusten, algún deporte, salir a caminar, una actividad que te haga desconectar y te guste o un café con amigos.
Aprende a delegar. El cuidado de una persona dependiente no debe recaer exclusivamente en una persona, por lo que debes establecer acuerdos con los miembros de tu familia o un servicio social.
Aprende más sobre la condición o el problema que tu familiar sufre. Confía en los profesionales para que te asesoren y te ayuden a realizar las tareas adecuadamente. Algunos centros ofrecen clases que pueden enseñarle cómo cuidar a alguien con una lesión o enfermedad. Para encontrar estas clases, pregúntele a su médico o al trabajador social.
Siempre mantén tu vida social e intenta pasar tiempo con tus amigos. Cuida tus propias emociones y felicidad.
Es de especial importancia que cuides tu espalda. Haz ejercicios de estiramiento para aliviar la tensión de la espalda.
No dudes en buscar ayuda profesional si estás sobrecargado. No solo debes ir al médico por la persona que está cuidando. También eres importante, y si tu salud falla, afectará todo. Pide ayuda cuando estés sobrecargado, es esencial.
Busca recursos de cuidado en tu comunidad para ayudarte. Muchas comunidades tienen centros de día o servicios de respiro con cuidadores formales. Además, habla con los servicios sociales de tu comunidad autónoma para informarte de apoyos y soluciones.
Pide y acepta ayuda. Haz una lista de necesidades y maneras en que otros pueden ayudarte. Deja que los ayudantes elijan lo que les gustaría hacer. Por ejemplo, alguien puede sentarse con la persona que cuida mientras hace un mandado, alguien más puede hacerte la compra.
Únete a un grupo de apoyo para cuidadores. Puedes encontrar un grupo de apoyo para cuidadores generales o un grupo con cuidadores que cuidan a alguien con la misma enfermedad o discapacidad que tu ser querido. Puedes compartir historias, buscar consejos para el cuidado y obtener el apoyo de otras personas que enfrentan los mismos desafíos que tu.
Organízate. Haz listas de tareas pendientes y establece una rutina diaria.
Procura tener una buena alimentación y hábitos de sueño suficientes y saludables.
Consulta a tu médico para chequeos regulares. Asegúrate de decirle a tu médico o enfermera que eres cuidador. Además, cuéntela sobre cualquier síntoma de depresión o enfermedad que puedas tener.
Busca ayuda psicológica si ves que estás desbordado y no sabes gestionar tu malestar.
Elisa Molina.